A lo largo de la historia, los murciélagos han simbolizado la conexión entre el mundo terrenal y el espiritual. En muchas culturas, su relación con la fertilidad y la abundancia de alimentos los llevó a ser representados en piezas de cerámica étnica. Sin embargo, con el tiempo, estas criaturas han sido injustamente asociadas con mitos y leyendas que los vinculan con lo maligno, generando temores, rechazo en muchas comunidades y enfrentado graves amenazas, como la pérdida de hábitat y la persecución. Conocerlos es el primer paso para valorar y proteger a estos insustituibles guardianes de la naturaleza.
Los murciélagos cumplen funciones ecológicas esenciales: controlan plagas, polinizan flores y dispersan semillas, contribuyendo así a la regeneración de los bosques y la estabilidad de los ecosistemas. En Colombia, el segundo país con mayor diversidad de murciélagos en el mundo y cuenta con 217 especies, de las cuales nueve están en peligro de extinción. Entre ellas se encuentra Saccopteryx antioquensis, catalogada como En Peligro (EN) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La Ruta de las Alas busca revertir esta situación a través de la educación y la divulgación científica, promoviendo una nueva narrativa basada en la evidencia y el respeto por la biodiversidad.
«Este proyecto no solo beneficia a los murciélagos, sino que abre una puerta a nuevas formas de conservación basadas en soluciones innovadoras y sostenibles. Es un ejemplo de cómo la inversión ambiental puede generar impacto real en la biodiversidad», destacó Cardona y añadió, “este proyecto no solo beneficia a los murciélagos, sino que abre una puerta a nuevas formas de conservación basadas en soluciones innovadoras y sostenibles. Es un ejemplo de cómo la inversión ambiental puede generar impacto real en la biodiversidad».